Las armas con las que yo cuento
Cuando la furia se desliza por mi torrente sanguíneo provocando filosas caricias internas por el cuello , mis letras se convierten dagas violentas y precisas con precisión de bisturí dirigidas al epicardio.
Si la herida resentida fue suave , con las dagas enfiladas brotan de mi rimas y prosa qu desgarra.
A veces logro mantenerla interna o anónima o si se trata de un dolor profundo , son resguardadas en la privacidad de mi psique , donde se recitan fragmentos poéticos y oraciones letales que nunca podré externar . Ahí las repaso , encerradas , imaginando un tono solemne y definitivo al que solo puede sucederle la idea del dolor causado , del agravio regresado .
Pero cuando la herida se resiente fuerte o inclusive , letal a grados existenciales , mis letras son implacables.
Se enlistan en la punta de mi lengua el manojo de agravios incontrolables , se reprochan armados de fuertes cadenas con metales filosos , puntiagudos , agudos , certeros , listos para herir .
Los dedos se encuentran poseídos de una furia rabiosa y la rabia furiosa es capaz de escribir a velocidad record.
Destrozan , como dientes de piraña coordinados en una orquesta de reclamos liricos qué hasta en la atrocidad guardan concordancia estética . Si es que se hiciera un cuadernillo de mis reproches , agravios y ofensas escritas , cualquiera podría tener un almanaque de literalidad cruenta.
Le temo a mis letras.
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